Aquí en SuperTasador hablamos sobre la venta de coches. Nos hemos centrado en cómo tasar un coche. Hemos repasado algunos trucos para vender un coche rápido y por el mejor precio posible e incluso tenemos nuestra sección ‘Super Tasación de la semana’ donde mostramos curiosidades sobre tasaciones y subastas. Pero nunca nos hemos parado a hablar sobre precios de coches.
Cuando nos adentramos en los precios de coches, estamos acercándonos a un mundo de mitos, suposiciones e incluso intransigencias y un profundo desconocimiento del tema. Por lo general, el común de los conductores pagaría sin reproche el precio de un Mercedes, pero no pagaría lo mismo por un Mazda aunque fuera más grande, más potente y estuviera mejor equipado.
Una de las frases más míticas y recurridas de este mundillo es ‘yo no pago eso por ese coche’. ¿Por qué no? ¿cual es el problema? ¿la marca? Pues sí, evidentemente, el principal problema es la marca en más de la mitad de los casos. Un ejemplo muy ilustrativo son los modelos que militan en la categoría denominada ‘Segmento E’, donde se pueden encontrar cosas como el Mercedes Clase E, el Audi A6 o bien, modelos generalistas como el Citroën C6, el Renault Latitude o el Peugeot 607.
Se trata de un segmento de mercado de alto estanding cuyos modelos se conocen también como ‘sedanes ejecutivos’, una forma de definirlos que deja muy claro el nivel de los diferentes modelos. El más vendido de dicha parcela de mercado es el BMW Serie 5, cuyo precio base actualmente (2017) es de 49.900 euros. Sin embargo, los mencionados modelos generalistas, a pesar de ofrecer muy buenas opciones por prestaciones, equipamiento y precio, fueron modelos ‘residuales’. Tuvieron pocas ventas pues en el segmento E vende la marca y no lo que realmente puedas llegar a ofrecer, ni por cuanto. Si bien es cierto que los tres grandes son coches excepcionales, son bastante más caros y nadie pone pegas.
Con todo esto queremos demostrar cómo el tema del precio de coches es algo delicado, pero también influyen muchas cosas como gustos personales, imagen de marca y por supuesto, las opiniones que puedan vertir terceras personas sobre los modelos en cuestión.
Por ejemplo, tomemos a Citroën como punto de partida. ¿Ofrecen malos coches? Según foros y opiniones de mucha gente, son coches de poca calidad pero se venden ‘como churros’. Es normal, no obstante, cuando sus precios son de derribo. Lo que nadie se para a pensar es que para ofrecer esas tarifas, se deben recortar en gastos de producción, publicidad, transporte y un montón de cosas más.
Si en lugar de comprar un compacto como el Citroën C4 por 16.000 euros, nos decantamos por un C3 del mismo precio, el cambio es notorio. El Citroën c3 tendrá más calidad de materiales y un mayor equipamiento que el C4, pues al ser un modelo algo más pequeño, lo que se ahorra en ciertos apartados se puede invertir en otros. Evidentemente, esto lo puedes hacer si el espacio no es algo necesario por tener familia e hijos. En cuyo caso y sin salir de Citroën; podemos tener el mencionado C4 por 16.000 euros o bien, el mismo coche por 22.000 euros con una diferencia apreciable en materiales, construcción y equipamiento.
¿A dónde queremos llegar con esto? Pues a intentar explicar que los precios de coches tienen un motivo. Los fabricantes quieren ganar dinero, son una empresa, ¡es lógico! pero no podemos pedirle peras a un olmo. Si compras un coche por 16.000 euros, sabes que vas a tener una calidad y equipamiento acorde al precio y si no lo sabes, o bien eres un jeta y quieres duros a pesetas o por el contrario, no tienes ni idea. Además, también influye la categoría del modelo; no es lo mismo un compacto por 16.000 que un utilitario.
Vamos a poner otro ejemplo y nos vamos a decantar por ejemplo, por Ford. Si nos fijamos en uno de sus coches, el Focus, el compacto de la firma americana, podemos elegir el acabado ‘Titanium’ que supone uno de los más altos de la gama, por unos 22.000 euros. Se trata de un precio sin extras y con el motor 1.0’ EcoBoost de 125 CV. Pero en el tope de gama tenemos el Ford Focus RS, una versión que cuesta casi el doble: 42.065 euros. ¿Qué tiene para costar eso? De entrada, un motor 2.3 EcoBoost de 350 CV, sumado a un sistema 4×4 de más innovadores del mercado, suspensiones y frenos de altas prestaciones y un equipamiento tecnológico donde apenas existen extras. Todo eso sin contar el aumento de calidad en los materiales y construcción, ni los gastos que han sido necesarios en I+D.
Lo más parecido al Ford Focus RS en las marcas premium es, por usar un ejemplo, el Audi RS3 que tiene 400 CV y también tracción total. El precio del compacto alemán asciende a 54.600 euros. Es una diferencia muy abultada pero, como siempre, tiene un motivo y no es la marca. O bueno, si, pues Audi es una marca que se distingue por su calidad de fabricación y materiales; actualmente, entre los mejores del mundo por no decir que son los mejores.
Resumiendo. Los precios de coches tienen su porqué, no son cifras puestas a boleo, están calculadas para cubrir los gastos de diseño, desarrollo, fabricación, publicidad y transporte de cada modelo, más una cantidad adicional que permita ganar dinero con ellos. Cuanto mayor sea el precio de un coche, mayor es su calidad y su equipamiento, mejor será su ingeniería y además, se obtiene una diferencia apreciable en atención al cliente y postventa. Algo que nadie o casi nadie tiene en cuenta a la hora de comprar un coche. Por tanto, cuanto menor sea su precio, menor será la calidad, el equipamiento, la atención al cliente…
Los precios de coches son cada día más elevados, pero también es verdad que los coches son cada día más grandes, más seguros, más eficientes, ligeros, potentes y rápidos, con mucha más tecnología y equipamiento. Cosas que se logran mediante I+D, lo que a su vez requiere de una inversión por parte de los fabricantes que repercute en el precio final de cada modelo.
En una industria como la del automóvil, la segunda más grande del mundo y una de las principales de Europa, nada se hace al azar. Todo tiene un motivo.
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